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Foto del escritorTianqi Wang

Cuatro jóvenes 'fotógrafas' detenidas en Pontevedra.

Actualizado: 14 may 2019

  • Las jóvenes de 16 años vejaban y maltrataban a la víctima y colgaron sus fotos vistiéndose

  • La Guardia Civil investigó en el instituto a las chicas, expedientadas un año antes



Cuatro chicas de 16 años fueron detenidas el pasado 23 de enero en Lalín (Pontevedra) por el supuesto acoso escolar a una compañera de clase, a quien vejaron, humillaron y maltrataron durante un largo periodo tanto físicamente como en las redes sociales. Las jóvenes habían colgado también en Tuenti unas fotos de la chica cambiándose en la clase de gimnasia. La detención se produjo después de que los padres denunciasen el caso a la Guardia Civil, que investigó los hechos durante unos días y tomó declaración a alumnos y profesores del instituto pontevedrés.



Según indicó la Fiscalía de Menores de Pontevedra, las cuatro jóvenes están hoy en libertad a cargo de sus padres y el caso pone de nuevo sobre la mesa la polémica sobre el bullying y el ciberbullying en los centros escolares, una realidad difícil de combatir ya que se mezclan varias cuestiones. Es una violencia entre iguales que se hace de espaldas a los adultos. Las víctimas en muchos casos la sufren en silencio y no se atreven a denunciarla debido a que se sienten débiles psicológicamente y, asimismo, hay aún una escasa conciencia en la comunidad escolar sobre la gravedad del asunto.

La chicas detenidas tienen 16 años y están acusadas de violar la intimidad de la víctima al colgar fotos suyas, así como de supuestos delitos de torturas contra la integridad moral de la menor por insultarla y vejarla. Según informaba La Voz de Galicia, las presuntas acosadoras le hacían la vida imposible tirándole cosas a la cara y amenazándola. El instituto ya les abrió un expediente el año pasado, pero ha sido la denuncia y la intervención policial la que puede haber cambiado el curso de los acontecimientos.

Los psicólogos expertos en acoso escolar subrayan que lo que deben hacer los centros educativos es señalar con el dedo a los agresores, definirles como personas socialmente indeseables, apartarlos antes a ellos, y nunca permitir que sea la víctima la que tenga que abandonar y cambiar de colegio o instituto -que es lo que normalmente sucede-. Aunque en principio puede sorprender la intervención policial, cabe recordar que la Conselleria d'Ensenyament aconsejaba el pasado viernes ante la alarma que desataron en Facebook los informers de los centros escolares -páginas en las que se vierten comentarios anónimamente- que cualquier indicio de delito se denunciase ante los Mossos d'Esquadra.

El de Lalín no es el primer caso en el que el bullying llega a la Justicia. El pasado mes de junio, por citar un ejemplo, tres chicos de 14 años fueron procesados en Gipuzkoa por convertir la vida de un compañero, al que pegaban cada día, en una tortura física y psicológica. La Fiscalía pidió para los procesados, entre otras cosas, 70 horas de trabajo para la comunidad, alejamiento de la víctima y una indemnización de 6.000 euros. Estos casos que salen poco a poco deben ayudar, según los expertos, a cambiar radicalmente el punto de vista: no es un comportamiento normal entre niños y adolescentes, es una violencia que deja huellas psicológicas para toda la vida y que no se puede tolerar.

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